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domingo, 24 de febrero de 2013

De los medicamentos


De medicamentos y política
Por: José Fernando Isaza
EN LOS ÚLTIMOS AÑOS LA POLÍTICA colombiana en relación con la industria farmacéutica multinacional ha sido privilegiar la rentabilidad de ésta con preferencia a las necesidades de salud del país.
Un estudio realizado por Fedesarrollo mostraba que aceptar las pretensiones de los propietarios de las patentes le costaría al sistema de seguridad social anualmente mucho más que lo que recibía el país por el Plan Colombia. En las negociaciones del Grupo Andino, y de la OMC, la posición de Colombia ha sorprendido aún a los países desarrollados, por la cerrada defensa del país de la industria multinacional farmacéutica. El Gobierno Nacional ha sido más generoso con este sector que los países anfitriones.
Es decepcionante constatar que las mejoras que obtuvo Colombia en lo referente a propiedad intelectual de medicamentos no fue fruto de sus negociadores, sino imposición del Partido Demócrata, que exigió que quedara en el texto la promoción del acceso a los medicamentos para proteger la salud pública.

Esta modificación quedó como anexo del TLC, pues el Congreso, muy diligentemente había aprobado el texto presentado por el Gobierno Nacional.

Duele comparar la posición de nuestro gobierno, con la de países como Brasil, India y Sudáfrica. Para éstos la prioridad es la salud de sus habitantes y el acceso a medicamentos a precios razonables; esta política define la orientación en las negociaciones de comercio internacional.

La industria farmacéutica requiere de precios adecuados para recuperar sus inversiones en desarrollo de nuevos productos. Sin embargo los gastos son mucho menores que los que reportan los relacionistas y lobbistas de la industria.

La cifra de US$1.000 millones de gasto en inversión y desarrollo (I & C) para ofrecer un nuevo medicamento, se ha convertido en un dogma de fe. La realidad es bien diferente, como lo muestra Marcia Argell, en su libro La verdad acerca de la industria farmacéutica. La cifra de US$1.000 millones es un “redondeo” de US$802 millones, que sale de un estudio financiado por la industria farmacéutica, realizado por el grupo Tufts. Como lo demuestra Argell, la cifra corresponde al costo de I & D de un grupo reducido y de fármacos costosos. El promedio real se acerca a US$265 millones; parte significativa del costo es asumida por la sociedad a través de descuentos impositivos e investigación en las universidades.

Con buen criterio, el Procurador General de la Nación, en su concepto a la Corte Constitucional sobre el TLC, le pide declarar inconstitucional la cláusula de Propiedad Intelectual “pues dado el momento actual de desarrollo tecnológico del país, la función principal de nuestras autoridades sería convertirse en simples guardianes de los productos de los EE.UU.”.

No deja de ser irónico, que cuando los EE.UU. creyó que era víctima del bioterrorismo, por ataques esporádicos con ántrax, el presidente Bush le pidió a la industria farmacéutica que redujera el precio del Cipro para que el pueblo americano pudiera comprarlo y protegerse.

En un ranking de países en los cuales el lobby de la industria farmacéutica ha tenido mayor éxito, de lejos Colombia se llevaría el primer puesto. El costo lo asumen los usuarios.

* Rector, Universidad Jorge Tadeo Lozano

domingo, 10 de febrero de 2013

Resumen para la evaluación


1. Sobre las características del capitalismo
·        Los empresarios libres
Una de las características básicas de la sociedad capitalista es la existencia de un conjunto de hombres de empresa con el capital suficiente para invertirlo permanentemente, lo que les permite construir un sistema de mercado. Esto requiere necesariamente que la iniciativa privada tenga un margen de libertad para el desarrollo de los negocios. La iniciativa privada y el sistema de mercado terminan por liquidar los obstáculos establecidos por la autoridad y la tradición liberando la tierra, la fuerza de trabajo y los recursos en general del control de las autoridades tradicionales y los convierte en mercancías que se adquieren en el sistema del mercado.
Las sociedades precapitalistas eran grandes reinos imperiales o pequeños dominios gobernados por señores locales (sociedad feudal). En todas esas sociedades grandes o pequeñas, la producción y la distribución de los bienes se llevaba a cabo bajo el control directo de los gobernantes. El campesino trabajando en los campos y el artesano en su taller no trabajaban como deseaban, por su propia cuenta. Cumplían en forma directa o indirecta las órdenes de la autoridad por encima de ellos, a cuyo poder y gloria estaba destinado su trabajo. A estas sociedades se les conoce como sistemas tributarios, dado que gran parte de la producción de los trabajadores se le debía entregar, en forma de tributo, a las autoridades o a los gobernantes. Hay que tener en cuenta que estas sociedades eran relativamente cerradas al intercambio y en ellas las decisiones sobre qué y  cómo  producir dependían básicamente, de la clase y de la cantidad de recursos de cada cual, y de la capacidad individual para transformarlos y disponer de ellos o ponerlos a disposición de otros miembros de la sociedad. Es decir eran sociedades de  autoconsumo, donde la tecnología no permitía una gran producción (inexistencia de máquinas) y en donde los gobernantes dirigían la producción, organizando a los hombres y a las familias para el trabajo. Si bien había comercio, el objeto de la producción era suplir las necesidades de la comunidad y de la clase gobernante y no las exigencias del mercado como ocurre hoy.
·        La riqueza produce más riqueza
Otro elemento esencial de la sociedad capitalista se manifiesta en la acumulación de riquezas sin precedente, bajo una nueva forma: riqueza no para el consumo ni para la ostentación, sino como riqueza para producir más riqueza (inversión de capitales).
Las sociedades precapitalistas o de autoconsumo tienen grandes testimonios de riqueza: las pirámides de Egipto, la muralla china, los monumentos de los incas, las magníficas catedrales medievales. Sin embargo,  en esas sociedades la riqueza no estaba destinada a producir más riqueza, sino que se destinaba a la glorificación o la ostentación de los gobernantes.
·        Los trabajadores libres
Con el surgimiento del capitalismo surge un nuevo tipo de fuerza de trabajo: el trabajo asalariado, los trabajadores reciben una compensación económica por la labor desempeñada y son libres jurídicamente, pues no se pueden comprar ni vender. Su problema principal consiste en que si pierden su empleo viven en la inseguridad económica, El capitalismo requiere además de trabajadores capacitados, entrenados y adiestrados en las tecnologías modernas, obligando a la población a educarse en las directrices del sistema económico.
En las sociedades precapitalistas, la fuerza de trabajo era controlada por los grupos del clan dominante o por la aristocracia (nobles, reyes, faraones), utilizando numerosas formas de sujeción de los trabajadores (esclavismo, servilismo, gremialismo) que ataban la fuerza de trabajo y le impedían ingresar al sistema de mercado.
·        La Revolución tecnológica
Al surgir el capitalismo fue creciendo la importancia del mercado, los productores tenían que ganarse un lugar por sí mismos día tras día, y esto alteró en forma radical la posición de la tecnología, en particular en los pequeños talleres y fábricas que eran las áreas de gestación de la revolución capitalista. Aquí la lucha abierta obligó a buscar un punto de apoyo en la lucha por la subsistencia y la tecnología era uno de estos puntos disponibles para cualquier capitalista con aspiraciones, con una mente inquisidora y con un conocimiento de los procesos reales de la producción. Se buscaba un invento o avance que pudiera disminuir los costos o cambiar un producto para darle una ventaja sobre sus competidores. El esfuerzo por competir en el mercado trajo consigo la llamada Revolución Industrial, período que trajo cambios sorprendentes y en los cuales aparecieron nuevos tipos de bienes y servicios que cambiaron radicalmente la vida diaria, la producción se incrementó considerablemente y se mejoró el nivel de vida de la gente
·        El mercado financiero
Una sociedad de mercado no puede detenerse, los empresarios necesitan de capital de manera permanente para sus inversiones productivas. El mercado de capitales crea el mundo de las finanzas, los capitales excedentes y el ahorro social es utilizado por los bancos y corporaciones financieras para que los empresarios, el gobierno y las familias puedan realizar sus proyectos.
2. Los cambios de la Revolución Industrial
·        Cambios agrícolas
Durante muchos siglos (xiv- xviii) se sembraba cereal en invierno (trigo o cebada), en otra cereal en primavera (avena o centeno), quedando la tercera sin cultivar, es decir, en barbecho,.. Recogida la cosecha de trigo en agosto, se introducía el ganado de la aldea en los campos. Allí pastaba, aprovechando los tallos secos del cereal cosechado (rastrojos), y abonaba el terreno. En la hoja donde se había sembrado en primavera (avena o centeno) se sembraba en invierno (trigo), ya que la tierra no había sufrido tanto desgaste. Para completar el círculo, en los campos que habían descansado se sembraba en primavera. De este modo, trigo, barbecho y avena iban rotando, alternándose en las tres hojas. Esto permitía, por una parte, regenerar el suelo y, por otra, completar la dicta al añadir productos ganaderos (leche y grasas, sobre todo).
Como consecuencia de este tipo de explotación (rotación trienal) las parcelas estaban situadas de manera dispersa y eran de tamaño reducido tras las sucesivas divisiones de generación en generación. Además, el rendimiento de la tierra era bajo, puesto que cada parcela daba sólo dos cosechas cada tres años.
el barbecho fue sustituido por la rotación de cultivos complementarios. Los tubérculos (nabos, patatas) y los forrajes (trébol), para alimentar el ganado, podían ser introducidos en las rotaciones sin agotar la tierra, intercalándose con el cereal, según el siguiente ciclo: trigo-nabos-cebada-trébol. De este modo, la tierra se regeneraba sin necesidad de dejar de producir.
Junto a la patata, otros productos originarios de América, y ya conocidos con anterioridad, se difundieron en este periodo. Es el caso del maíz, empleado como forraje, o los pimientos, cultivados en huertas.
La supresión del barbecho supuso la desaparición del sistema de explotación colectiva, basada en la división de hojas, y también del ganado que pastaba en los rastrojos. Éste fue sustituido por la ganadería intensiva, alimentada ahora con el forraje cosechado.
La sembradora de Jethro Tull (1730) permitía ahorrar simiente y mano de obra. La segadora de Mackormick (1830), tirada inicialmente por caballos, realizaba el trabajo equivalente de un elevado número de personas provistas de las tradicionales hoces y guadañas. La trilladora de Turner (1831) quitaba el trabajo a decenas de jornaleros, separando eficazmente la paja del grano.
Aparece la figura del empresario rural (burguesía agraria) al invertir en la compra de tierras, la mecanización o la mejora de los terrenos --drenaje de zonas pantanosas----. El resultado fue el aumento de la producción (rendimiento) y la productividad (menor número de trabajadores y mayor volumen de la cosecha), la especialización de los cultivos, cuyo precio se abarató notablemente, y la orientación de la producción hacia el mercado, en lugar del autoabastecimiento tradicional.
·        Cambios en la industria
a)      El uso de nuevas fuentes de energía: En 1765 se empieza a utilizar la máquina a vapor de James Watt y este invento multiplicó por cien la capacidad productiva de la fuerza humana, y desde muy pronto se aplicó a maquinaria pesada, obteniéndose una eficacia productiva sin precedentes.
b)      La centralización de la producción en las fábricas: Se fue extinguiendo la industria artesanal que se llevaba a cabo en los hogares. Surgieron las fábricas - centros de trabajo masificados e impersonales – lejos del hogar de los trabajadores. La esfera del hogar se separó  definitivamente de la esfera de lo familiar, y el trabajo dejó de ser un elemento del ámbito privado para pasar a ser del ámbito público.
c)      Las manufacturas y la producción a gran escala: Se  superó de manera definitiva la economía en donde dominaba la siembra y recolección de cosechas y la domesticación de animales. Con la revolución tecnológica, las materias primas de la naturaleza se transformaban en las fábricas y en ellas se generaba una producción en gran escala, como por ejemplo textiles a partir de la transformación de la lana o el algodón.
d)      La especialización laboral: En las fábricas se utiliza una producción en cadena, de tal modo que un trabajador en particular contribuye sólo con una mínima parte en el proceso productivo, es decir el trabajador se especializa, pero sus tareas son monótonas y rutinarias.
e)      La introducción del trabajo asalariado: Los trabajadores industriales alquilan su fuerza de trabajo a un empleador o patrono, y con el salario que reciben compran los bienes y servicios que les venden los mismos patronos.

Cambios sociales

Hasta el siglo xviii, la sociedad estaba dividida en estamentos, grupos prácticamente cerrados a los que se accedía por nacimiento. A cada uno le correspondía desempeñar un papel distinto en la sociedad: la defensa militar correspondía a la nobleza, la función espiritual, que incluía la cultura y la enseñanza, era desempeñada por la iglesia, y la función de proporcionar la manutención, derivada del trabajo, era atribuida a los campesinos y siervos. Sin embargo, la auténtica división social era dual: privilegiados y no privilegiados, existían, además, leyes diferentes para cada grupo. Así, por ejemplo, los estamentos privilegiados, nobles y sacerdotes, no pagaban impuestos y además podían cobrarlos en beneficio propio; no podían ser sometidos a tormento -práctica habitual en la época para obtener confesiones- ni ajusticiados mediante horca o garrote, penas que eran consideradas infamantes. En caso de ejecución, debían ser decapitados.
Con la Revolución Industrial la nueva sociedad quedaba dividida en tres grandes grupos: clases superiores, medias y bajas. La razón del poder social radicaba ahora en la riqueza y no en el nacimiento, los títulos o los apellidos.
Clases superiores. Estaban formadas por dos grupos de distinto origen: la aristocracia y la alta burguesía. La nobleza, aun perdiendo privilegios y derechos señoriales, se había visto beneficiada por la consolidación y ampliación de sus propiedades por el apoderamiento de nuevas tierras.              
El término burguesía aludía en esta época a los grupos dedicados a los negocios (finanzas, comercio o industria), de los que eran propietarios total o parcialmente. Á la alta burguesía pertenecían los grandes banqueros, los constructores del ferrocarril, los empresarios del sector textil, la minería o la siderurgia, los propietarios de compañías navales y de astilleros, los especuladores enriquecidos con la construcción inmobiliaria
Clases medias. En ellas se incluyen los grupos de la llamada pequeña burguesía, formada por tenderos y comerciantes, de telas y ultramarinos principalmente. Estos últimos sustituyeron al comercio artesanal de los talleres y la venta ambulante. También se incluían en este grupo los propietarios de negocios de tipo familiar, con un reducido número de trabajadores, dedicados sobre todo a objetos de consumo, como pequeñas empresas textiles, de calzado, confección, mueble o alimentarías (harinas, aceite, corcho ... ). Por su nivel de renta, también deberían incluirse aquí las profesiones liberales (médicos, ingenieros y abogados)  y los cargos militares de alto rango.
Clases bajas. Los trabajadores constituían la mayor parte de la población, como había sucedido siempre. La novedad fue, sin embargo, la aparición del proletariado, constituido por los emigrantes rurales convertidos en obreros de las fábricas, las minas o la construcción, y cuyo único sustento proviene de su fuerza de trabajo, alquilada a cambio de un salario.
3. ¿Por qué en Inglaterra se inició la Revolución Industrial?
Los principales progresos en la agricultura, industria y los transportes de la Primera Revolución Industrial se originaron y desarrollaron en el Reino Unido
a  Razones de orden político: Gran Bretaña contaba desde la revolución de 1640 con un Parlamento en el que estaban representados propietarios de tierras y comerciantes, quienes elaboran las leyes del país en función de sus intereses. Los burgueses y los nobles vinculados a los negocios impulsaron leyes que favorecían las actividades comerciales y las inversiones.
b.  Razones de orden económico: El transporte terrestre era, en relación con el marítimo, costoso, lento y peligroso; por ello, la expansión de los recreados se produjo a través del mar. El dominio de los mares facilitó el abastecimiento de materias primas esenciales para la naciente industria británica (algodón indio o egipcio, hierro vasco). Además, posibilitó la creación de capital, procedente de las grandes sumas obtenidas en los negocios coloniales, y su inversión en la industria y la agricultura. Por último, gracias al transporte marítimo, podían vender en las colonias (América, India y China) sus baratos tejidos de algodón.
El comercio interior británico se desarrolló más tarde, pero se convirtió en el mercado más extenso e integrado de Europa, ya que ninguna de las ciudades importantes distaba más de 100 kilómetros de la costa, lo que permitía que el suministro de estas áreas pudiese hacerse por mar o aprovechando los estuarios fluviales.

4. Y entonces, ¿Qué es el capitalismos?
Con el desarrollo del maquinismo asistimos a la implantación de un nuevo sistema económico:-el capitalismo, que se caracteriza por la propiedad privada de los medios de producción, lo que supone que el que posee el capital (no sólo dinero, también locales, máquinas y materias primas) organiza y controla toda la producción. Se trata de una nueva Organización de la vida económica, que se extiende al ámbito de lo social y político. El capitalismo suele llamarse sistema de libre empresa, debido a que la economía ahora es controlada por empresarios libres, que no tienen un control riguroso por parte de las autoridades.
En las ciudades, el antiguo sistema de manufactura artesanal es sustituido progresivamente por las modernas industrias. Gracias a la mecanización y al empleo de una nueva fuente de energía: la fuerza expansivo del vapor, que precisaba del carbón, se transforman el sector textil, la producción de hierro (siderurgia), la extracción minera y los transportes (ferrocarril y barcos de vapor). La producción se multiplica y los precios se abaratan, lo que permite elevar las ventas y desarrollar el consumo.
     La rentabilidad de las modernas explotaciones agrarias, las fábricas y el comercio, estimuló el desarrollo financiero, se crean ahora los grandes bancos de acción nacional e internacional y se perfeccionan las sociedades mercantiles e industriales. Nace así el capitalismo industrial, entendido como el sistema eco- nómico según el cual quien posee el capital (fábricas, máquinas, energía, materia prima...) organiza la producción en función de su interés particular (la búsqueda del máximo beneficio). El Estado no debe intervenir, ni para fijar precios (ley de la oferta y la demanda), ni para dificultar el comercio (aranceles), ni para fijar las normas laborales (libre contratación). Este énfasis en una "libertad" económica, individual e inviolable,