1. Sobre las características del capitalismo
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Los
empresarios libres
Una de las características básicas de la
sociedad capitalista es la existencia de un conjunto de hombres de empresa con
el capital suficiente para invertirlo permanentemente, lo que les permite
construir un sistema de mercado. Esto requiere necesariamente que la iniciativa
privada tenga un margen de libertad para el desarrollo de los negocios. La
iniciativa privada y el sistema de mercado terminan por liquidar los obstáculos
establecidos por la autoridad y la tradición liberando la tierra, la fuerza de
trabajo y los recursos en general del control de las autoridades tradicionales
y los convierte en mercancías que se adquieren en el sistema del mercado.
Las sociedades precapitalistas eran grandes
reinos imperiales o pequeños dominios gobernados por señores locales (sociedad
feudal). En todas esas sociedades grandes o pequeñas, la producción y la
distribución de los bienes se llevaba a cabo bajo el control directo de los
gobernantes. El campesino trabajando en los campos y el artesano en su taller
no trabajaban como deseaban, por su propia cuenta. Cumplían en forma directa o
indirecta las órdenes de la autoridad por encima de ellos, a cuyo poder y
gloria estaba destinado su trabajo. A estas sociedades se les conoce como
sistemas tributarios, dado que gran parte de la producción de los trabajadores
se le debía entregar, en forma de tributo, a las autoridades o a los
gobernantes. Hay que tener en cuenta que estas sociedades eran relativamente
cerradas al intercambio y en ellas las decisiones sobre qué y cómo
producir dependían básicamente, de la clase y de la cantidad de recursos
de cada cual, y de la capacidad individual para transformarlos y disponer de
ellos o ponerlos a disposición de otros miembros de la sociedad. Es decir eran
sociedades de autoconsumo, donde la
tecnología no permitía una gran producción (inexistencia de máquinas) y en
donde los gobernantes dirigían la producción, organizando a los hombres y a las
familias para el trabajo. Si bien había comercio, el objeto de la producción
era suplir las necesidades de la comunidad y de la clase gobernante y no las
exigencias del mercado como ocurre hoy.
·
La
riqueza produce más riqueza
Otro elemento esencial de la sociedad
capitalista se manifiesta en la acumulación de riquezas sin precedente, bajo
una nueva forma: riqueza no para el consumo ni para la ostentación, sino como
riqueza para producir más riqueza (inversión de capitales).
Las sociedades precapitalistas o de autoconsumo
tienen grandes testimonios de riqueza: las pirámides de Egipto, la muralla
china, los monumentos de los incas, las magníficas catedrales medievales. Sin
embargo, en esas sociedades la riqueza
no estaba destinada a producir más riqueza, sino que se destinaba a la
glorificación o la ostentación de los gobernantes.
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Los
trabajadores libres
Con el surgimiento del capitalismo surge un
nuevo tipo de fuerza de trabajo: el trabajo asalariado, los trabajadores
reciben una compensación económica por la labor desempeñada y son libres
jurídicamente, pues no se pueden comprar ni vender. Su problema principal
consiste en que si pierden su empleo viven en la inseguridad económica, El
capitalismo requiere además de trabajadores capacitados, entrenados y adiestrados
en las tecnologías modernas, obligando a la población a educarse en las
directrices del sistema económico.
En las sociedades precapitalistas, la fuerza de
trabajo era controlada por los grupos del clan dominante o por la aristocracia
(nobles, reyes, faraones), utilizando numerosas formas de sujeción de los
trabajadores (esclavismo, servilismo, gremialismo) que ataban la fuerza de
trabajo y le impedían ingresar al sistema de mercado.
·
La
Revolución tecnológica
Al surgir el
capitalismo fue creciendo la importancia del mercado, los productores tenían
que ganarse un lugar por sí mismos día tras día, y esto alteró en forma radical
la posición de la tecnología, en particular en los pequeños talleres y fábricas
que eran las áreas de gestación de la revolución capitalista. Aquí la lucha
abierta obligó a buscar un punto de apoyo en la lucha por la subsistencia y la
tecnología era uno de estos puntos disponibles para cualquier capitalista con
aspiraciones, con una mente inquisidora y con un conocimiento de los procesos
reales de la producción. Se buscaba un invento o avance que pudiera disminuir
los costos o cambiar un producto para darle una ventaja sobre sus competidores.
El esfuerzo por competir en el mercado trajo consigo la llamada Revolución
Industrial, período que trajo cambios sorprendentes y en los cuales aparecieron
nuevos tipos de bienes y servicios que cambiaron radicalmente la vida diaria,
la producción se incrementó considerablemente y se mejoró el nivel de vida de
la gente
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El
mercado financiero
Una sociedad de mercado no puede detenerse, los
empresarios necesitan de capital de manera permanente para sus inversiones
productivas. El mercado de capitales crea el mundo de las finanzas, los
capitales excedentes y el ahorro social es utilizado por los bancos y
corporaciones financieras para que los empresarios, el gobierno y las familias
puedan realizar sus proyectos.
2. Los cambios de la Revolución Industrial
·
Cambios agrícolas
Durante muchos siglos (xiv- xviii) se sembraba
cereal en invierno (trigo o cebada), en otra cereal en primavera (avena o
centeno), quedando la tercera sin cultivar, es decir, en barbecho,.. Recogida
la cosecha de trigo en agosto, se introducía el ganado de la aldea en los
campos. Allí pastaba, aprovechando los tallos secos del cereal cosechado
(rastrojos), y abonaba el terreno. En la hoja donde se había sembrado en
primavera (avena o centeno) se sembraba en invierno (trigo), ya que la tierra
no había sufrido tanto desgaste. Para completar el círculo, en los campos que
habían descansado se sembraba en primavera. De este modo, trigo, barbecho y
avena iban rotando, alternándose en las tres hojas. Esto permitía, por una
parte, regenerar el suelo y, por otra, completar la dicta al añadir productos
ganaderos (leche y grasas, sobre todo).
Como consecuencia de este tipo de explotación
(rotación trienal) las parcelas estaban situadas de manera dispersa y eran de
tamaño reducido tras las sucesivas divisiones de generación en generación.
Además, el rendimiento de la tierra era bajo, puesto que cada parcela daba sólo
dos cosechas cada tres años.
el barbecho fue sustituido por la rotación de
cultivos complementarios. Los tubérculos (nabos, patatas) y los forrajes
(trébol), para alimentar el ganado, podían ser introducidos en las rotaciones
sin agotar la tierra, intercalándose con el cereal, según el siguiente ciclo:
trigo-nabos-cebada-trébol. De este modo, la tierra se regeneraba sin necesidad
de dejar de producir.
Junto a la patata, otros productos originarios
de América, y ya conocidos con anterioridad, se difundieron en este periodo. Es
el caso del maíz, empleado como forraje, o los pimientos, cultivados en
huertas.
La supresión del barbecho supuso la desaparición
del sistema de explotación colectiva, basada en la división de hojas, y también
del ganado que pastaba en los rastrojos. Éste fue sustituido por la ganadería
intensiva, alimentada ahora con el forraje cosechado.
La sembradora de Jethro Tull (1730) permitía
ahorrar simiente y mano de obra. La segadora de Mackormick (1830), tirada
inicialmente por caballos, realizaba el trabajo equivalente de un elevado
número de personas provistas de las tradicionales hoces y guadañas. La
trilladora de Turner (1831) quitaba el trabajo a decenas de jornaleros,
separando eficazmente la paja del grano.
Aparece la figura del empresario rural
(burguesía agraria) al invertir en la compra de tierras, la mecanización o la
mejora de los terrenos --drenaje de zonas pantanosas----. El resultado fue el
aumento de la producción (rendimiento) y la productividad (menor número de
trabajadores y mayor volumen de la cosecha), la especialización de los
cultivos, cuyo precio se abarató notablemente, y la orientación de la
producción hacia el mercado, en lugar del autoabastecimiento tradicional.
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Cambios
en la industria
a)
El uso de nuevas fuentes de
energía: En 1765 se empieza a utilizar la máquina a vapor de James Watt y este
invento multiplicó por cien la capacidad productiva de la fuerza humana, y
desde muy pronto se aplicó a maquinaria pesada, obteniéndose una eficacia productiva
sin precedentes.
b)
La centralización de la
producción en las fábricas: Se fue extinguiendo la industria artesanal que se
llevaba a cabo en los hogares. Surgieron las fábricas - centros de trabajo
masificados e impersonales – lejos del hogar de los trabajadores. La esfera del
hogar se separó definitivamente de la
esfera de lo familiar, y el trabajo dejó de ser un elemento del ámbito privado
para pasar a ser del ámbito público.
c)
Las manufacturas y la
producción a gran escala: Se superó de
manera definitiva la economía en donde dominaba la siembra y recolección de
cosechas y la domesticación de animales. Con la revolución tecnológica, las
materias primas de la naturaleza se transformaban en las fábricas y en ellas se
generaba una producción en gran escala, como por ejemplo textiles a partir de
la transformación de la lana o el algodón.
d)
La especialización laboral:
En las fábricas se utiliza una producción en cadena, de tal modo que un
trabajador en particular contribuye sólo con una mínima parte en el proceso
productivo, es decir el trabajador se especializa, pero sus tareas son
monótonas y rutinarias.
e)
La introducción del trabajo
asalariado: Los trabajadores industriales alquilan su fuerza de trabajo a un
empleador o patrono, y con el salario que reciben compran los bienes y
servicios que les venden los mismos patronos.
Cambios sociales
Hasta el siglo xviii,
la sociedad estaba dividida en estamentos, grupos prácticamente cerrados a los
que se accedía por nacimiento. A cada uno le correspondía desempeñar un papel
distinto en la sociedad: la defensa militar correspondía a la nobleza, la
función espiritual, que incluía la cultura y la enseñanza, era desempeñada por la
iglesia, y la función de proporcionar la manutención, derivada del trabajo, era
atribuida a los campesinos y siervos. Sin embargo, la auténtica división social
era dual: privilegiados y no privilegiados, existían, además, leyes diferentes
para cada grupo. Así, por ejemplo, los estamentos privilegiados, nobles y
sacerdotes, no pagaban impuestos y además podían cobrarlos en beneficio propio;
no podían ser sometidos a tormento -práctica habitual en la época para obtener
confesiones- ni ajusticiados mediante horca o garrote, penas que eran
consideradas infamantes. En caso de ejecución, debían ser decapitados.
Con la
Revolución Industrial la nueva sociedad quedaba dividida en tres grandes
grupos: clases superiores, medias y bajas. La razón del poder social radicaba
ahora en la riqueza y no en el nacimiento, los títulos o los apellidos.
Clases superiores.
Estaban formadas por dos grupos de distinto origen: la aristocracia y la alta
burguesía. La nobleza, aun perdiendo privilegios y derechos señoriales, se
había visto beneficiada por la consolidación y ampliación de sus propiedades por
el apoderamiento de nuevas tierras.
El término burguesía aludía en esta época a los grupos
dedicados a los negocios (finanzas, comercio o industria), de los que eran
propietarios total o parcialmente. Á la alta burguesía pertenecían los grandes
banqueros, los constructores del ferrocarril, los empresarios del sector
textil, la minería o la siderurgia, los propietarios de compañías navales y de
astilleros, los especuladores enriquecidos con la construcción inmobiliaria
Clases medias.
En ellas se incluyen los grupos de la llamada pequeña burguesía, formada por
tenderos y comerciantes, de telas y ultramarinos principalmente. Estos últimos
sustituyeron al comercio artesanal de los talleres y la venta ambulante. También se incluían en
este grupo los propietarios de negocios de tipo familiar, con un reducido
número de trabajadores, dedicados sobre todo a objetos de consumo, como
pequeñas empresas textiles, de calzado, confección, mueble o alimentarías
(harinas, aceite, corcho ... ). Por
su nivel de renta, también deberían incluirse aquí las profesiones liberales
(médicos, ingenieros y abogados) y los
cargos militares de alto rango.
Clases bajas.
Los trabajadores constituían la mayor parte de la población, como había
sucedido siempre. La novedad fue, sin embargo, la aparición del proletariado,
constituido por los emigrantes rurales convertidos en obreros de las fábricas,
las minas o la construcción, y cuyo único sustento proviene de su fuerza de
trabajo, alquilada a cambio de un salario.
3. ¿Por qué en Inglaterra se inició la Revolución
Industrial?
Los principales
progresos en la agricultura, industria y los transportes de la Primera
Revolución Industrial se originaron y desarrollaron en el Reino Unido
a Razones de orden político: Gran Bretaña contaba desde la
revolución de 1640 con un Parlamento en el que estaban representados
propietarios de tierras y comerciantes, quienes elaboran las leyes del país en
función de sus intereses. Los burgueses y los nobles vinculados a los negocios
impulsaron leyes que favorecían las actividades comerciales y las inversiones.
b. Razones de orden económico:
El transporte terrestre era, en relación con el marítimo, costoso, lento y
peligroso; por ello, la expansión de los recreados se produjo a través del mar.
El dominio de los mares facilitó el abastecimiento de materias primas
esenciales para la naciente industria británica (algodón indio o egipcio,
hierro vasco). Además, posibilitó la creación de capital, procedente de las
grandes sumas obtenidas en los negocios coloniales, y su inversión en la
industria y la agricultura. Por último, gracias al transporte marítimo, podían
vender en las colonias (América, India y China) sus baratos tejidos de algodón.
El comercio interior
británico se desarrolló más tarde, pero se convirtió en el mercado más extenso
e integrado de Europa, ya que ninguna de las ciudades importantes distaba más
de 100 kilómetros de la costa, lo que permitía que el suministro de estas áreas
pudiese hacerse por mar o aprovechando los estuarios fluviales.
4. Y entonces, ¿Qué es el capitalismos?
Con el desarrollo del
maquinismo asistimos a la implantación de un nuevo sistema económico:-el
capitalismo, que se caracteriza por la propiedad privada de los medios de
producción, lo que supone que el que posee el capital (no sólo dinero, también
locales, máquinas y materias primas) organiza y controla toda la producción. Se
trata de una nueva Organización de la vida económica, que se extiende al ámbito
de lo social y político. El capitalismo suele llamarse sistema de libre
empresa, debido a que la economía ahora es controlada por empresarios libres,
que no tienen un control riguroso por parte de las autoridades.
En las ciudades, el
antiguo sistema de manufactura artesanal es sustituido progresivamente por las
modernas industrias. Gracias a la mecanización y al empleo de una nueva fuente
de energía: la fuerza expansivo del vapor, que precisaba del carbón, se
transforman el sector textil, la producción de hierro (siderurgia), la
extracción minera y los transportes (ferrocarril y barcos de vapor). La
producción se multiplica y los precios se abaratan, lo que permite elevar las
ventas y desarrollar el consumo.
La rentabilidad de las modernas
explotaciones agrarias, las fábricas y el comercio, estimuló el desarrollo
financiero, se crean ahora los grandes bancos de acción nacional e
internacional y se perfeccionan las sociedades mercantiles e industriales. Nace
así el capitalismo industrial, entendido como el sistema eco- nómico según el
cual quien posee el capital (fábricas, máquinas, energía, materia prima...)
organiza la producción en función de su interés particular (la búsqueda del
máximo beneficio). El Estado no debe intervenir, ni para fijar precios (ley de
la oferta y la demanda), ni para dificultar el comercio (aranceles), ni para
fijar las normas laborales (libre contratación). Este énfasis en una
"libertad" económica, individual e inviolable,