LA SOCIEDAD CAPITALISTA
SOCIALES 8
Alfredo Ramos
El sistema económico que vamos a estudiar se conoce como capitalismo o
en ocasiones como sistema de libre empresa.
Algunos hablan del capitalismo como si éste fuera tan viejo como las
montañas, tan antiguo como la Biblia, pero una vez que se piensa en ello se da
uno cuenta de que no es así. Los griegos sobre los que escribió Homero no eran
una sociedad mercantil, a pesar de que existían mercaderes y comerciantes en
Grecia; tampoco era un sistema capitalista el Imperio Romano. Desde luego, la
Europa medieval no era capitalista ni tampoco se podría utilizar la palabra
capitalista para designar las brillantes civilizaciones de la India o China,
sobre las que escribió Marco Polo, ni los grandes imperios de la antigua África
o las economías islámicas de las que obtenemos algunas visiones en las Mil y
una noches.
Elementos del capitalismo
El surgimiento de un mercado de capitales: Las sociedades precapitalistas eran grandes
reinos imperiales o pequeños dominios gobernados por señores locales (sociedad
feudal). En todas esas sociedades grandes o pequeñas, la producción y la
distribución de los bienes se llevaban a cabo bajo el control directo de los
gobernantes. El campesino trabajando en los campos y el artesano en su taller
no trabajaban como deseaban, por su propia cuenta. Cumplían en forma directa o
indirecta las órdenes de la autoridad por encima de ellos, a cuyo poder y gloria
estaba destinado su trabajo. A estas sociedades se les conoce como sistemas
tributarios, dado que gran parte de la producción de los trabajadores se le
debía entregar, en forma de tributo, a las autoridades o a los gobernantes. Hay
que tener en cuenta que estas sociedades eran relativamente cerradas al
intercambio y en ellas las decisiones sobre qué y cómo
producir dependían básicamente, de la clase y de la cantidad de recursos
de cada cual, y de la capacidad individual para transformarlos y disponer de
ellos o ponerlos a disposición de otros miembros de la sociedad. Es decir eran
sociedades de autoconsumo, donde la
tecnología no permitía una gran producción (inexistencia de máquinas) y en
donde los gobernantes dirigían la producción, organizando a los hombres y a las
familias para el trabajo. Si bien había comercio, el objeto de la producción
era suplir las necesidades de la comunidad y de la clase gobernante y no las
exigencias del mercado como ocurre hoy. Los mercaderes, que realizaban sus
actividades de intercambio, no controlaban el comercio de los alimentos
básicos. Pero en la decadencia de la sociedad feudal fue aumentando la
importancia de las actividades de compra y venta de mercancías y las
autoridades empezaron a perder el control sobre estas actividades. Van
surgiendo así los hombres de empresa, seres dinámicos cuya actividad iba
dirigida a satisfacer las necesidades de los compradores y no de una comunidad
en específico. Una de las características básicas de la sociedad capitalista es
la existencia de un conjunto de hombres de empresa con el capital suficiente
para invertirlo permanentemente, lo que les permite construir un sistema de
mercado. Esto requiere necesariamente que la iniciativa privada tenga un margen
de libertad para el desarrollo de los negocios. La iniciativa privada y el
sistema de mercado terminan por liquidar los obstáculos establecidos por la
autoridad y la tradición liberando la tierra, la fuerza de trabajo y los
recursos en general del control de las autoridades tradicionales y los
convierte en mercancías que se adquieren en el sistema del mercado.
Otro elemento
esencial de la sociedad capitalista se manifiesta en la acumulación de riquezas
sin precedente, bajo una nueva forma: riqueza no para el consumo ni para la
ostentación, sino como riqueza para producir más riqueza (inversión de
capitales).Las sociedades precapitalistas o de autoconsumo tienen grandes
testimonios de riqueza: las pirámides de Egipto, la muralla china, los
monumentos de los incas, las magníficas catedrales medievales. Sin
embargo, en esas sociedades la riqueza
no estaba destinada a producir más riqueza, sino que se destinaba a la
glorificación o la ostentación de los gobernantes. La fuerza impulsora radica en la
aparición del mundo de los empresarios libres que ya no son controlados por el
Estado. En las sociedades tributarias de autoconsumo, el exceso de la
producción de la sociedad se dedicaba a la glorificación de los gobernantes
mediante la construcción de monumentos destinados a perdurar a través de la
historia, en armas para proteger el reino o simplemente en lujos mediante los
cuales su majestad se mostraba al mundo. Lo cierto es que los hombres de
empresa o burgueses convirtieron la riqueza en capital, una riqueza capaz de
producir más riqueza.
La transformación de la naturaleza de la
fuerza de trabajo:
En las sociedades precapitalistas, la fuerza de trabajo era controlada por los
grupos del clan dominante o por la aristocracia (nobles, reyes, faraones),
utilizando numerosas formas de sujeción de los trabajadores (esclavismo,
servilismo, gremialismo) que ataban la fuerza de trabajo y le impedían ingresar
al sistema de mercado. Con el surgimiento del capitalismo surge un nuevo tipo
de fuerza de trabajo: el trabajo asalariado, los trabajadores reciben una
compensación económica por la labor desempeñada y son libres jurídicamente,
pues no se pueden comprar ni vender. Su problema principal consiste en que si
pierden su empleo viven en la inseguridad económica, El capitalismo requiere
además de trabajadores capacitados, entrenados y adiestrados en las tecnologías
modernas, obligando a la población a educarse en las directrices del sistema
económico.
La revolución tecnológica de la
producción:
Para producir un alto volumen de mercancías es necesario que la producción se
apoye en el empleo de maquinaria y de la energía mecánica. De esta manera se
garantiza una gran producción de bienes en serie que requiere la sociedad de
mercado. Esto implica además el mejoramiento de los procesos de especialización
productiva y de la división social del trabajo. Pero al surgir el capitalismo
fue creciendo la importancia del mercado, los productores tenían que ganarse un
lugar por sí mismos día tras día, y esto alteró en forma radical la posición de
la tecnología, aquí la lucha abierta obligó a buscar un punto de apoyo en la
lucha por la subsistencia y la tecnología era uno de estos puntos disponibles
para cualquier capitalista con aspiraciones, con una mente inquisidora y con un
conocimiento de los procesos reales de la producción.
Una infraestructura mínima: Para impulsar el mercado se
requiere de vías de comunicación y de sistemas de transporte, servicios
públicos, universidades, sistemas de generación eléctrica, etc.
Un mercado financiero: Una sociedad de
mercado no puede detenerse, los empresarios necesitan de capital de manera
permanente para sus inversiones productivas. El mercado de capitales crea el
mundo de las finanzas, los capitales excedentes y el ahorro social es utilizado
por los bancos y corporaciones financieras para que los empresarios, el
gobierno y las familias puedan realizar sus proyectos
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