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domingo, 20 de enero de 2013

a sociedad capitalista


LA SOCIEDAD CAPITALISTA

SOCIALES 8
Alfredo Ramos
 

El sistema económico que vamos a estudiar se conoce como capitalismo o en ocasiones como sistema de libre empresa.
Algunos hablan del capitalismo como si éste fuera tan viejo como las montañas, tan antiguo como la Biblia, pero una vez que se piensa en ello se da uno cuenta de que no es así. Los griegos sobre los que escribió Homero no eran una sociedad mercantil, a pesar de que existían mercaderes y comerciantes en Grecia; tampoco era un sistema capitalista el Imperio Romano. Desde luego, la Europa medieval no era capitalista ni tampoco se podría utilizar la palabra capitalista para designar las brillantes civilizaciones de la India o China, sobre las que escribió Marco Polo, ni los grandes imperios de la antigua África o las economías islámicas de las que obtenemos algunas visiones en las Mil y una noches.
Elementos del capitalismo
El surgimiento de un mercado de capitales: Las sociedades precapitalistas eran grandes reinos imperiales o pequeños dominios gobernados por señores locales (sociedad feudal). En todas esas sociedades grandes o pequeñas, la producción y la distribución de los bienes se llevaban a cabo bajo el control directo de los gobernantes. El campesino trabajando en los campos y el artesano en su taller no trabajaban como deseaban, por su propia cuenta. Cumplían en forma directa o indirecta las órdenes de la autoridad por encima de ellos, a cuyo poder y gloria estaba destinado su trabajo. A estas sociedades se les conoce como sistemas tributarios, dado que gran parte de la producción de los trabajadores se le debía entregar, en forma de tributo, a las autoridades o a los gobernantes. Hay que tener en cuenta que estas sociedades eran relativamente cerradas al intercambio y en ellas las decisiones sobre qué y  cómo  producir dependían básicamente, de la clase y de la cantidad de recursos de cada cual, y de la capacidad individual para transformarlos y disponer de ellos o ponerlos a disposición de otros miembros de la sociedad. Es decir eran sociedades de  autoconsumo, donde la tecnología no permitía una gran producción (inexistencia de máquinas) y en donde los gobernantes dirigían la producción, organizando a los hombres y a las familias para el trabajo. Si bien había comercio, el objeto de la producción era suplir las necesidades de la comunidad y de la clase gobernante y no las exigencias del mercado como ocurre hoy. Los mercaderes, que realizaban sus actividades de intercambio, no controlaban el comercio de los alimentos básicos. Pero en la decadencia de la sociedad feudal fue aumentando la importancia de las actividades de compra y venta de mercancías y las autoridades empezaron a perder el control sobre estas actividades. Van surgiendo así los hombres de empresa, seres dinámicos cuya actividad iba dirigida a satisfacer las necesidades de los compradores y no de una comunidad en específico. Una de las características básicas de la sociedad capitalista es la existencia de un conjunto de hombres de empresa con el capital suficiente para invertirlo permanentemente, lo que les permite construir un sistema de mercado. Esto requiere necesariamente que la iniciativa privada tenga un margen de libertad para el desarrollo de los negocios. La iniciativa privada y el sistema de mercado terminan por liquidar los obstáculos establecidos por la autoridad y la tradición liberando la tierra, la fuerza de trabajo y los recursos en general del control de las autoridades tradicionales y los convierte en mercancías que se adquieren en el sistema del mercado.
Otro elemento esencial de la sociedad capitalista se manifiesta en la acumulación de riquezas sin precedente, bajo una nueva forma: riqueza no para el consumo ni para la ostentación, sino como riqueza para producir más riqueza (inversión de capitales).Las sociedades precapitalistas o de autoconsumo tienen grandes testimonios de riqueza: las pirámides de Egipto, la muralla china, los monumentos de los incas, las magníficas catedrales medievales. Sin embargo,  en esas sociedades la riqueza no estaba destinada a producir más riqueza, sino que se destinaba a la glorificación o la ostentación de los gobernantes. La fuerza impulsora radica en la aparición del mundo de los empresarios libres que ya no son controlados por el Estado. En las sociedades tributarias de autoconsumo, el exceso de la producción de la sociedad se dedicaba a la glorificación de los gobernantes mediante la construcción de monumentos destinados a perdurar a través de la historia, en armas para proteger el reino o simplemente en lujos mediante los cuales su majestad se mostraba al mundo. Lo cierto es que los hombres de empresa o burgueses convirtieron la riqueza en capital, una riqueza capaz de producir más riqueza.
La transformación de la naturaleza de la fuerza de trabajo: En las sociedades precapitalistas, la fuerza de trabajo era controlada por los grupos del clan dominante o por la aristocracia (nobles, reyes, faraones), utilizando numerosas formas de sujeción de los trabajadores (esclavismo, servilismo, gremialismo) que ataban la fuerza de trabajo y le impedían ingresar al sistema de mercado. Con el surgimiento del capitalismo surge un nuevo tipo de fuerza de trabajo: el trabajo asalariado, los trabajadores reciben una compensación económica por la labor desempeñada y son libres jurídicamente, pues no se pueden comprar ni vender. Su problema principal consiste en que si pierden su empleo viven en la inseguridad económica, El capitalismo requiere además de trabajadores capacitados, entrenados y adiestrados en las tecnologías modernas, obligando a la población a educarse en las directrices del sistema económico.
La revolución tecnológica de la producción: Para producir un alto volumen de mercancías es necesario que la producción se apoye en el empleo de maquinaria y de la energía mecánica. De esta manera se garantiza una gran producción de bienes en serie que requiere la sociedad de mercado. Esto implica además el mejoramiento de los procesos de especialización productiva y de la división social del trabajo. Pero al surgir el capitalismo fue creciendo la importancia del mercado, los productores tenían que ganarse un lugar por sí mismos día tras día, y esto alteró en forma radical la posición de la tecnología, aquí la lucha abierta obligó a buscar un punto de apoyo en la lucha por la subsistencia y la tecnología era uno de estos puntos disponibles para cualquier capitalista con aspiraciones, con una mente inquisidora y con un conocimiento de los procesos reales de la producción.
Una infraestructura mínima: Para impulsar el mercado se requiere de vías de comunicación y de sistemas de transporte, servicios públicos, universidades, sistemas de generación eléctrica, etc.
 Un mercado financiero: Una sociedad de mercado no puede detenerse, los empresarios necesitan de capital de manera permanente para sus inversiones productivas. El mercado de capitales crea el mundo de las finanzas, los capitales excedentes y el ahorro social es utilizado por los bancos y corporaciones financieras para que los empresarios, el gobierno y las familias puedan realizar sus proyectos

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